Riesgos infalibles para la democracia en México de aprobarse la Reforma Política
Por Alesandra Martin
La Reforma Electoral que propone el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, corre el riesgo de tambalear la democracia en el país.
Sí, la democracia de pesos y contrapesos que la izquierda logró conquistar a base de décadas de luchas que tuvieron como resultado que, en 1990, se fundara el otrora Instituto Federal Electoral (IFE) y con una reforma en 2014 la fundación del Instituto Nacional Electoral (INE).
Recordemos que, hasta antes de esto, era la propia Secretaría de Gobernación la que llevaba a cabo las elecciones en este país.
La Reforma Electoral que ahora propone el Ejecutivo Federal, tiene ciertamente la aprobación del 66% de la población en México (porcentaje poco más alto que la aprobación de gobierno que actualmente tiene AMLO) de acuerdo con un sondeo realizado por «El Financiero»; este porcentaje considera como muy necesario una Reforma Electoral.
Ciertamente el mensaje principal de comunicación por parte del Ejecutivo Federal ha sido estratégicamente centrado en: el ahorro millonario para México y reducir el número de diputaciones plurinominales que cuestan mucho dinero.
Nadie podría oponerse a estos dos mensajes que en teoría representarían un alivio al bolsillo del presupuesto que se destina a las elecciones de México.
Pero, la reforma político-electoral de AMLO propone mucho más que esos dos mensajes comunicacionales que pondrían en riesgo la democracia electoral en este país y además, en un futuro no muy lejano, imponer un gobierno dictatorial, disfrazado de democracia.
¡Ojo, que no es poca cosa! Después de Porfirio Díaz México, a diferencia de muchos países de América Latina, no ha tenido una dictadura en casi un siglo.
Muchos dirán que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) fue «la dictadura perfecta», habría que preguntar a Chile o Argentina si eso se comparó con las suyas.
Sin filias ni fobias, desmenucemos las principales propuestas de esta reforma electoral que, de aprobarse, sería un riesgo enorme para México:
- Se eliminan las diputaciones plurinominales. La Cámara de Diputados pasaría de 500 a 300 y en el Senado de 128 a 96. El riesgo: sobrerrepresentación del partido hegemónico y la aprobación de todas y cada una de las Reformas que proponga el Ejecutivo Federal. Lo mismo ocurriría con la reducción propuesta en cuanto a número de regidurías en Ayuntamientos que sería de 9.
- Se realizarán cambios en las excepciones constitucionales para difundir propaganda gubernamental. El riesgo: sobreexposición del partido hegemónico y la figura presidencial en turno. A ver, existe una reforma de la Ley Electoral realizada en 2018 (aunque sea violada en muchos casos) que prohíbe la difusión de imagen personalizada con recursos públicos de las y los: presidentes municipales, gobernadores, presidente de la República. Con excepción de 5 días antes y 6 después del Informe de Gobierno. ¿Qué quiere decir eso en castellano? Que no debe utilizarse ni el nombre ni la imagen (fotografía y/o vídeo personalizado) de las y los representantes populares fuera de estos tiempos marcados por la Ley. Esto evita una campaña permanente (pagada con los impuestos de la ciudadanía) en medios de comunicación de las y los políticos. Lo que implicaría una desventaja para aspirantes a puestos de elección popular. Lo que sí está permitido es informar de manera institucional temas relacionados con el gobierno, por ejemplo: las «mañaneras».
- Se reduce al 33% la participación ciudadana para que la Revocación de Mandato sea vinculante, es decir el 20% de la Lista Nacional (actualmente, es de al menos el 40%). Es decir, unos 37 millones 129 mil 286 ciudadanas y ciudadanos. Riesgo: revocar o perpetuar, creo que lo segundo es el principal factor para reducir el porcentaje.
- Desaparecen los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) y los Tribunales Electorales Locales. Todas las elecciones, incluidas las locales, correrían a cargo del Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INECI) que sería el nombre propuesto al desaparecer el INE. Riesgo: la centralización de las elecciones que igualaría la centralización del poder y ventaja del partido hegemónico.
- Se elimina el financiamiento público a los partidos políticos en tiempos no electorales, solo se conserva el destinado a campañas electorales. Riesgo: no habría voces disidentes en medios de comunicación, pues además se reducen los tiempos en radio y televisión en materia electoral.
Hay más de estas cuatro propuestas en la reforma electoral pero todas tienen un factor común: perpetuidad del poder y centralización.
Si nadie ha visto este escenario en prospectiva, deberían comenzar a vislúmbralo. La oposición tendrá que hacer lo propio si quiere que siga existiendo oposición en México, si de verdad son importantes los contrapesos más que el poder por el poder mismo o bien, por temas prácticos su extinción estaría en camino.
Las y los interesados (sin fines de lucro) en la democracia electoral de este país y en la verdadera participación ciudadana, hoy más que nunca tienen que luchar casi del mismo modo que en los 90, para que este país avance democráticamente y no se geste una hegemonía con perpetuidad en el poder.
Y esto lo subrayo porque a la ciudadanía «de a pie», los más de 60 millones de mexicanos en pobreza, poco o nada les interesan temas tan específicos de política, sumado al promedio de escolaridad básica. ¡Y con justa razón! O bien ocupan su tiempo hablando de política o se esmeran por sobrevivir.
El desafío es grande y la responsabilidad aún mayor.

México. Es consultora en Comunicación Política, Estratégica y Gubernamental. Docente universitaria y maestra en Psicología Social por la BUAP. Cuenta con estudios de posgrado por en Comunicación Política e Institucional por la UCA de Buenos Aires.