Por Javier Esquivel
El 2022 formará parte de esta década donde las percepciones seguirán dominando a los hechos, sojuzgando a la evaluación de las políticas públicas y reduciendo a las ideologías. La gente continuará con el proceso de toma de decisiones conforme lo que percibe ya sea real o ficticio.
A pesar del que el ciudadano y los electores se han vuelto desconfiados e incluso hartos de la clase política, son también muy poco exigentes e incluso laxos a la hora de decidir con base a los resultados que arrojan los datos duros y las cifras.
A este grupo poblacional no le gusta hacer evaluaciones de la realidad económica y social, pero en su calidad de mayoría otorgan con suficiencia una calificación a probatoria a los gobiernos federal, estatales y municipales, así como también el voto a quienes persuadan sus sentimientos y emociones.
Hoy vivimos en una época de masas donde la construcción de imágenes y administración de percepciones llegó para quedarse entre nosotros. No entender que para sobrevivir y capitalizar estas circunstancias se requiere trabajar con estrategia y un equipo profesional es jugar a perder en los próximos meses.
La mayoría de las y los políticos profesionales entienden la importancia de comunicar con efectividad, por ello contratan a profesionales en la materia. Sus tácticas en tierra son ejecutadas por personas que dominan distritos y zonas concretas. Son hombres y mujeres conocidas y respetadas por la gente de su localidad.
Para el trabajo de medios de comunicación, redes, publicidad e imagen, no contratan a las amistades porque bien saben que tendrán el sesgo partidista y una ciega o miope vinculación emocional con ellas y ellos, que les impedirá trabajar con una clara visión de la realidad.
Sin embargo, también conocen que ambas tácticas —terrestres y de aire— deben estar vinculadas por una estrategia integral diseñada por un profesional que acompañé a ambos equipos y evalué el cumplimiento de las metas.
Muchos saben que la política es el arte de sumar y no de restar. Por ello también alientan la profesionalización de sus equipos, pues son conscientes que a mejor capacitación de sus equipos mayores oportunidades de ganar tendrán.
No obstante, no todas las personas dedicadas a la política son tan disciplinadas como para motivar y dar soporte a sus aspiraciones con base en una estrategia de comunicación que contenga mediciones, hoja de ruta, alternativas, tácticas mediáticas, de redes, construcción de discurso y mensajes, evaluaciones, etc.
Hoy la indisciplina las y los empuja a solo contar con lo que para ellas es necesario: Una foto de perfil, un par de redes sociales y una vasta beta de ocurrencias e improvisaciones.
El resultado de esta carencia implica que las y los políticos profesionales sigan dominando con su interminable permanencia los cargos de elección popular, continúen en los primeros lugares de la lista de diputaciones federales y locales u otros cargos sin dejar espacios para las militancias aspiracionales.
Para ser competitivos en esta época de masas no solo basta con ser miembro de un partido político o tener una causas o bandera social, se requiere trabajar de manera profesional, pero sobre todo con estrategia.
Estamos a unos días de haber comenzado el nuevo 2022, donde la percepción es hoy la nueva realidad. Es tiempo de decidir entre operar apegados a la estrategia o continuar con ocurrencias.

Javier Esquivel
México. Consultor internacional especializado en comunicación de gobierno, legislativa y campañas electorales. Con más de 20 años de experiencia, ha asesorado gobiernos, parlamentos y partidos políticos en México y América Latina.