por Gil Gómez Lara

En tiempos de crisis económica, preocupación colectiva por la amenaza a la salud pública en todo el mundo, así como la estabilidad social amedrentada a causa de esto, hay algo que también también ha estado generando aflicción para los ciudadanos en distintas partes del mundo: los políticos.

A medida que el Coronavirus se extendió por todo el mundo, las reacciones políticas y la paranoia social no se hicieron esperar. Al principio, mientras el virus permanecía lejos de tierras latinas, todo parecía marchar sin contratiempos pero hoy, con una alerta global, en Ecuador han declarado toque de queda y en México, el presidente López Obrador presume amuletos que lo mantienen inmune a cualquier contagio.

No importa de qué país seas originario ni dónde estés leyendo este artículo, seguramente tienes a la mano un caso particularmente inverosímil que parece sacado de un guión de stand-up comedyAsí es, justo cuando las personas, en cuarentena o aún sin estas, necesitan bocanadas de certidumbre, tal parece que a muchos políticos lo único que les interesa es verse bien, aunque sea solamente frente al espejo.

Decirles a muchos de ellos qué cosa están haciendo mal sería una absoluta pérdida de tiempo, pero aplaudir si cuestión alguna es una acción aún más peligrosa. Sabemos que a muchos actores políticos les encantan los reflectores y ser el centro de atención mediática es su mayor anhelo, sin embargo, es necesario decirles: ¡ya basta!

Y lo digo así, porque en estos momentos muchas familias en América Latina y el mundo, están padeciendo los estragos que el Coronavirus y la amenaza económica les concede, y a quienes poco le ayuda recordar las afinidades políticas de cada cual o las razones por las que no deberían compaginar con X o Y.

Hoy son necesarios los gestos de camaradería, de apoyo mutuo y colaboración civil incondicional y por supuesto, con el respaldo de nuestras autoridades. La certeza de nuestros mensajes, la empatía de nuestras acciones y una convicción de efectividad y responsabilidad con quienes nos rodean son la virtud que nos podría prevenir de una catástrofe mayor.

Por ello, te invito a que guardemos la politiquería por un tiempo, hasta que lleguemos a puerto seguro y estemos a salvo. Puede que sea otra utopía, pero apelo a que la conciencia de civilización que tanto alardeamos sobre otras especies, nos convoque reflexionar con templanza para una mejor acción política y social.

  


Gilberto Gómez-Lara

@gilgomezlara

México. Editor de ComPol. Comunicólogo político en formación por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales – UNAM.


Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.