por Katherine Caripá
El “Filtro Burbuja” es un término acuñado por Eli Pariser, en su libro del mismo nombre publicado en el año 2011 y se define como la tendencia a consumir informaciones coincidentes con nuestro punto de vista, bloqueando las reflexiones o ideas contraria.
Pariser hace importantes reflexiones sobre el uso de las redes sociales y su contribución en la creación de esos filtros sin embargo, tal como se ha definido, no puede dejarse de lado a los medios tradicionales, esa burbuja no es exclusiva del ambiente digital, pero se ha perfeccionado con el manejo de los algoritmos.
En países de América del Sur, nos enteraríamos primero si Khloe Kardashian lanzara una nueva línea de ropa talla plus, o si la inteligencia rusa activara una operación ultrasecreta en Afganistán; pero fue después de 15 días, con una euforia momentánea de influencers y políticos, que se informó con la importancia del caso sobre el gran incendio en la Amazonia, ¡En el pulmón del mundo, justo al lado de nosotros! Incontables especies de animales y vegetales, únicas en el planeta, ardían en llamas.
Ofrecemos nuestros datos, conscientes o inconscientemente cada vez que navegamos en la web. Esta información es utilizada comercialmente, para crear grupos de amigos con intereses comunes y también como armas de guerra mediática, en grandes campañas de desinformación o manipulación a través de la venta ilegal de nuestros datos. Un secreto a viva voz que, pareciera, estamos normalizando.
En el informe final del Seminario Internacional de Periodismo, celebrado en España durante el año 2018, se aprecia una gran preocupación por el uso de estos filtros en la cotidianidad ciudadana:
La desinformación contribuye precisamente a crear estas burbujas, que encierran a los ciudadanos en cámaras de eco y dinamitan la existencia de espacios comunes de diálogo, imprescindibles para el buen funcionamiento de las sociedades
Más adelante, en el mismo informe, plantean:
La creación de burbujas, gracias a la tecnología, en las que los ciudadanos solo reciben ideas y opiniones coincidentes con su visión del mundo, suponen un riesgo para el buen funcionamiento de las sociedades democráticas […] la dificultad para distinguir lo real de lo fabricado de manera rápida y sencilla, les otorga una nueva dimensión: ahora se trata de enormes redes de desinformación intencionada y extensiva
De toda esa segmentación que nos muestra solo una parte del mundo; se sirven muy bien en la política, grandes campañas que van directo a perturbar al votante en elecciones, a manipular tendencias de opiniones a favor o en contra de gobiernos, líderes o incluso percibir a conciudadanos de ideas distintas; como enemigos de guerra, recrudeciendo el efecto, en aquellas personas con sesgos cognitivos afines, quienes prefieren mantenerse pasivos antes de enfrentar una crisis en su esquema de creencias.
Venezuela. Licenciada en Comunicación Social, mención periodismo
Muy buen artículo La idea es identificar los filtros que tenemos y ayudar a otros a entender. La educación, desarrollar criterios en nuestros radios de acción y autorregularnos. Darse cuenta es la clave los medios con sus intereses y la tan banalizada opinión pública es cada vez más irracional y menos critica, manipulada frecuentemente. Artículos como este abren la ventana al entendimiento. Claro para quienes quieran entender. Gracias!
Excelente trabajo. Muy pertinente el tema en estos tiempos