por Katherine Caripá
No hay que ser un experto, para entender que la negociación y el diálogo, son las formas más eficaces para construir puentes entre dos fuerzas de poder en conflicto. En la política, es determinante asumir que existen vías para buscar el equilibrio a las discrepancias en cuyo centro, se encuentra la población, por tanto deberían privar los intereses colectivos sobre los individuales.
La cancillería de Noruega definió las reuniones que se llevaron a cabo a mediado del mes de Mayo (2019) en ese país, como una fase exploratoria para el diálogo entre factores políticos venezolanos, muchos fuimos los sorprendidos sobre la información “filtrada” a través de las redes sociales, el secreto peor guardado de una posible solución.
Los analistas justificaron el hermetismo, aseguraron que su divulgación previa, hubiese llevado a una obstaculización del proceso y presión adicional, pues ya existen precedentes. Recordemos que esta no es la primera iniciativa de acercamiento, hace dos años, el Vaticano sirvió de mediador en una mesa de diálogo, cuyo acuerdo público estuvo a punto de firmarse en República Dominicana, pero una llamada misteriosa, a una de las partes, dejó sin efecto el documento.
En pocas horas, la noticia, sobre una posible “negociación” en Noruega, dejó de ser un “secreto” para convertirse en tendencia informativa y se activaron las alarmas de quienes adversan esta propuesta y la esperanza de los que apuestan por una vía pacífica para solventar la crisis política.
Por la oposición Gerardo Blyde (Diputado a la AN, ex alcalde) y Stalin González (2do vicepresidente de la Asamblea Nacional que preside Juan Guaidó); por el Chavismo, Jorge Rodríguez (Ministro de Comunicación) y Héctor Rodríguez (Gobernador del estado Miranda), coincidieron en Noruega. ¿Detalles? aún están por develarse.
El primer intento para evitar la violencia, la guerra y liberar la tensión, inmediatamente fue satanizado por el ala radical, incluso llegaron a calificar a Guaidó como traidor de la causa opositora. Estados Unidos, a través de Marco Rubio, lanzó una frase determinante “No creo que Guaidó se deje engañar”, por lo que inmediatamente, el venezolano, debió adecuar su discurso y asegurar que no haría ninguna negociación.
El chavismo continúa asumiendo el poder del Estado, con él la fuerza militar y el apoyo de países como Rusia, China, Turquía, solo por mencionar algunos, fortaleza que sigue siendo el elemento principal del mensaje de su líder Nicolás Maduro, en cuyo discurso, ha llamado a un diálogo “real”, entre la oposición y chavismo, retó a sus adversarios a medirse en elecciones legislativas.
Por su parte, Juan Guaidó, quien desde hace 5 meses, lidera las acciones de una parte de la oposición, o por lo menos las mediáticamente visibles, cuenta con el apoyo de EEUU, Colombia, Brasil, entre otros. Su principal promesa “el cese de la usurpación”. El mensaje: “No habrá negociación falsa”, “el régimen pide diálogo porque se siente débil”, “la única negociación será la salida de Nicolás Maduro”.
Pero esto no termina aquí, existe otro grupo, con menos exposición mediática, quienes lo integran son opositores al Gobierno pero también a la propuesta de Guaidó, están en desacuerdo con el uso de la fuerza para despojar a Maduro del poder, asumen que la oposición extremista, ha cometido muchos errores, entre ellos el llamado a la abstención en las elecciones presidenciales 2018, que le dio el triunfo al actual mandatario.
Este grupo conformado por políticos, periodistas, analistas, ex candidatos presidenciales, abogan por la aplicación de mecanismos enmarcados en la Constitución, tales como el referéndum consultivo, elecciones generales, entre otros elementos, donde es necesaria la participación justa de todos los grupos políticos.
Y entre muchos discursos, la voluntad de sentarse en un mismo espacio, sigue en el tintero, mientras los ciudadanos deben enfrentarse cada día a sus problemas cotidianos, cansados de la retórica.
Continúan apareciendo propuestas de países que apuestan al diálogo, aunque para otros no sea conveniente. Todos los factores defienden su verdad, uno dice “estamos venciendo”, otro “vamos bien”, mientras el juego parece estar trancado, sin uso oportuno de la racionalidad ni de elementos fundamentales para hacer política.
Venezuela. Licenciada en Comunicación Social, mención periodismo.